08/05/2023
Sólo en Setenil el cielo se viste de encajes para desearnos buenas noches.
Museo de Fotografia antigua de Setenil, Regalos y Souvenirs
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Sólo en Setenil el cielo se viste de encajes para desearnos buenas noches.
¿Quién no paveó alguna vez en el Carmen?
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¡Qué los Reyes Magos te traigan una buena lectura!
El pueblo había sido sitiado por los cristianos y no se rindió hasta la séptima vez que éstos intentaban el asedio; en honor a esas siete veces lleva su nombre, Septem-Nihil, que significa siete veces nada. Pero fue conquistado, como tantos otros pueblos y sus habitantes musulmanes, que no se convirtieron al cristianismo, fueron expulsados y condenados a vagar como miserables impíos. Algunos de ellos, unos veinticinco, se asentaron, como vasallos del reino de Castilla, en un lugar llamado El Castillón, al que ellos llamaron Alkalá.
Salvador Moreno Valencia.
Un nombre Septem Nihil. Siete veces nada.
No es de extrañar que un pueblo que hunde sus raíces en la noche de los tiempos tenga dificultades para saber a ciencia cierta su fundación y la etimología y el origen de su nombre. En este debate pienso que no debemos tomar una postura reduccionista, intentar lograr una sola verdad absoluta puede no llevarnos a ningún sitio. Puede ser que en cada época se haya usado uno. En una población en la que se ha documentado una ocupación de al menos el 40.000 a. de C., puede que cada cultura la haya denominado de una manera, con similitudes fonéticas, a veces, o semánticas, pero que conforme pasaban los siglos iban moldeando el actual nombre. Tenemos topónimos íberos, vascos, celtas, romanzo, bereberes, árabes, latinos y el español.
De entre toda esa colección de nombre hemos elegido el que hace referencia al papel que históricamente jugó la villa en las Guerras de Granada. Setenil como derivado del latín Septem nihil, que traducido al español sería Siete veces nada. Como es natural de los sitios de 1484, y sobre todo del intento de 1407 hay abundantísima bibliografía, nos hemos limitado a pocas fuentes para dar cuenta de ese intento. Ello no presupone que esta teoría sea la cierta, es la explicación posible de una de las opciones.
Otra consideración antes de comenzar, la guerra la escriben quieres las ganan. Durante el siglo y medio en que Setenil estuvo en la zona de frontera se sucedieron los episodios bélicos. No sería justo decir que el balance de victorias nazarís fue de 7-0. Si bien es cierto, que tras los muros de la fortaleza los setenileños fueron invencibles, fuera de ellos eran mucho más vulnerables. Cayeron derrotados en el episodio del Apóstol Santiago, en la venganza de Fernandarias o en la batalla de Lopera. La toma de Setenil fue celebrada como un triunfo que se había negado a los reyes anteriores y por ello había que resaltar los anteriores fracasos, así el carácter de cruzada y mesiánico de los Reyes Católicos se veía reforzado. También tenemos que tener en cuenta que esas acciones de guerra no siempre constituían una gran batalla con mies de soldados por cada bando. La mayor parte de las ocasiones no llegaban al centenar de contendientes, en la destrucción de la Torre de las Salinas en 1482, el marqués de Cádiz derrota a una decena de moros.
Estamos en una época de entreguerras. El frente de la frontera occidental se ha establecido en Olvera al ser conquistada por Alfonso XI en 1327 y pasará casi un siglo antes de que se realizara otra campaña de envergadura. En estos años se suceden periodos de cabalgadas, entradas en territorios enemigos, razzias y fases de treguas. Se da a circunstancia, que tanto en la corte nazarí como en la Trastámara se suceden las intrigas para hacerse con el poder, por eso no hay un esfuerzo de guerra contra el enemigo exterior. Los poderes reales se diluyen y lo asumen los grandes señores, andaluces y granadinos, los Ponce de León por el lado delos cristianos y los Alcides de Ronda y Setenil por el musulmán.
Prueba de ello es la abundante correspondencia con las distintas poblaciones de la frontera nazarí que mantiene el conde don Juan Ponce de León. El 21 de febrero de 1450 las autoridades de Ronda y Setenil se dirigen a él en los siguientes términos:
«Alabado sea dios, el Único. Al gran caballero, eminente y honorable, el que es de sangre noble, Juan de León, conde de Arcos y señor de Marchena, Dios le honre.
Os saludamos vuestros amigos, conocedores de vuestro alto rango, linaje y mérito. El alcaide de Ronda Çibrahim b. Muhammad al-Qabsani, el jeque Abd al -Haqqb. 'Abd al- Raahman y el alguacil Muhammad b. Abu-l-Qasim al -Hakim y el alcaide de Setenil Abu-l-Qasim b. Muhammad al-Kurdi, ayúdeles Dios, desde la alcazaba de Ronda, guárdela Dios. Pues bien, Deios os honre, os informamos, gran caballero y bienamado nuestro, que nos ha llegado Alonso García y nos ha hecho saber que vos habéis sido nombrado Gran Capitán de toda esta zona y nos hemos alegrado mucho de ello, ya que vos sois honorable y grande; y nos llegó con él una carta del alcaide de Morón acerca de lo que habíamos hablado con él, y él con nosotros en nombre vuesro y del gran caballero el duque, sobre la tregua con la que satisfacemos y satisfacéis a musulmanes y cristianos, y nos ha compalcido el que esta treua sea por vuestra mediación; con motivo de vuestro nombramiento y el del gtran duque ocurrirá lo mejor para los musulmanes y cristianos. Alonso García os lleva esta nuestra carta y el registro de lo que decidido y acordado hacer y dónde y cómo será esta tregua, ojalá lo léais y pongáis en él una conclusión, según es preciso, con vuestra letra y con la letra de quien sea preciso y de quien hace la paz con vos, según mencionamos en el registro que os llegará junto con esta nuestra carta.»
El 20 de marzo las autoridades de Ronda y Setenil vuelven a escribir al don Juan Ponce de León a propósito de la tregua. Tras acusar recibo de una carta del conde -llevada por un mensajero de Gómez Méndez de Sotomayor-, declaran aceptar el tiempo de la tregua estipulado por don Juan, así como el que ésta afecte al sector de la frontera que cubre la distancia existente entre Antequera y Tarifa. Asimismo, denuncian varios robos de ganados y hombres, que exigen sean devueltos. Al parecer, los ladrones provenían de Osuna y Arcos.
Al igual que en las treguas la nobleza andaluza es protagonista de algunos de los intentos de toma, reservándose los monarcas castellanos lo de 1339, 1407 y 14845, aunque con gran importancia de esos mismos nobles.
Pasemos a tratar los siete intentos de conquista castellana a la fortaleza de Setenil.
1339
Nada más llegar al poder, y después de someter a su levantisca nobleza, inicia las hostilidades contra Granada.
«En 1327 Alfonso XI en persona se dirigió a la frontera. Tomada Olvera, Alfonso XI se dirigió Pruna, a Ayamonte y a la torre del Alfaquín, lugares que fueron entregados sin resistencia. La cercanía del fin de las treguas firmadas en 1333 produjo la inmediata respuesta por parte de Alfonso XI ordenando que se suspendieran los agravios y venganzas en todo el reino, estableciendo leyes suntuarias para impedir el lujo excesivo de los nobles, pidiendo fondos al Papa y armando y equipando la flota, que fue puesta al mando de Alfonso Jofre Tenorio. En 1339, el cruce del Estrecho por parte de los benimerines respondía al deseo de redimir sus pecados en África centrándose en la campaña ibérica1014. Por este motivo, Abd al Malik pidió a su padre que le permitiera combatir a los castellanos, prometiendo que le entregaría la ciudad de Tarifa. Las paces de 1333 establecían en sólo podrían pasar el Estrecho 4000 caballeros, pero el benimerín lo hizo con 7000 hombres. Ante esto, Alfonso XI ordenó a Alfonso Jofre Tenorio que acudiera con la flota al Estrecho para impedir que las naves sarracenas llegaran hasta Algeciras. A pesar de la captura de una nao, les fue imposible impedir el paso de los benimerines, por lo que se les envió un mensaje recordándoles las cláusulas de las paces que todavía seguían en vigor. Abd al Malik respondió con evasivas, alegando que él no había ordenado atravesar el Estrecho a todos ellos, pero que si acudían a reunirse con él, no era quién para echarles. Les advirtió también que nose atrevieran a hacer daño a las naves benimerines que se encontraban en Algeciras. Esta amenaza no impidió que Alfonso Jofre Tenorio recorriera el mar frenando las naves que intentaban cruzar, lo que fue respondido por Abd al Malik saqueando las poblaciones situadas en el Guadalete y Bajo Guadalquivir y llegando hasta las puertas de Sevilla. La situación hizo que Alfonso XI pidiera consejo a los que estaban con él sobre la mejor forma de actuar contra los benimerines, procediendo a la quema de los capos de Ronda y Antequera para que los hombres de Abd al Malik no pudieran abastecerse»
“E entró por la frontera / su noble pendón delante; / corrió luego Antiquera, / fue buscar al moro infante. E en Ronda lo fallava / con gran poder africano: / el buen rey azes guisava / que le saliessen al llano. El Infante non salió, / el buen rey fizo tornada / e el Infante recodió / de Ronda con gran mesana. La çaga fue cometer / muy bravamiente, sin falla: / a muchos fizo perder / tierra por muy gran batalla.»
«Estando el rrey en la muy noble çibdad de Sevilla y estando ay con el los cavalleros de los rreynos que avian de yr con el, ovo consejo en qual parte de la tierra de los moros entraria a les fazer guerra e mal e daño. Epor que en la villa de Rronda avia muchos cavalleros moros de los que pasaron allende mar que fazian guerra e mal e daño en la tierra de los christianos, acordaron que seria bien talar los panes e las viñas de aquella villa de Rronda, e de Archidona, e de Antequera, e de los otros lugares que son ay çerca, por que aquellos cavalleros nin los de aquellos lugares no oviesen allí mantenimientos.»
Aunque las fuentes del reinado de Alfonso XI no citan expresamente su intento en Setenil, no quisieron aceptar la derrota en una pequeña villa, si nos hablan de su entrada en tierra de moros y de la tala y quema de los campos de esas ciudades y de «otros lugares que son ay çerca», entre los que sin duda estaba Al-Sithil, el segundo núcleo de población más importante dela serranía.
68 años después, tras el intento fallido del infante Don Fernando, el Condestable Dávalos tiene este curioso diálogo con El Cordi, en el que si se reconoce que Don Alfonso XI falló en el primer intento cristiano de conquista.
«E luego cada uno fué á reposar, é pensar de los Caballos; mas non pasaron tres horas que luego non tañeron las trompetas á cabalgar, en tal guisa que quando salia el sol eran el Condestable, é los que con él eran, en Setenil , é fallaron Moros Caballeros é peones fuera de la villa , los quales fueron luego encerrados por fuerza. E el Condestable fabló Arábigo , é llamó al Cadi, que era Alcayde de la villa : é él fabló al Condestable , é dixole , que queria á Setenil ? que quando el buen Rey Don Alfonso allí fuera , era él Alcayde de alli , é que avia yá mas de ochenta años: é que tanto que el Rey viera á Setenil , é le mirára , la peña le dixo que se fuese ; é que asi lo ficiera. Mas que si lo avia por un poco de fierro, que él lo avia fecho tomar para ferraduras á los caballos; o si venia acorrer aquellos Christianos que estaban alli en grand trabajo. El Condestable dixo , que venia por algunas cosas que le mandára el Infante , é que se fuese á Dios.»
Aquí el cronista sí reconoce el fracaso del «buen Rey Don Alfonso», la frustración de haber fallado de nuevo se diluía un poco con el consuelo de que otro rey conquistador anterior tampoco lo había logrado.
1407
Enrique IV de Castilla muere y su hijo es menor de edad, ocupan la corregencia su madre Catalina de Lancaster y su tío el infante Don Fernando. Durante la minoría de edad de D. Juan II ella se dedica a gobernar el reino y él a luchar contra los moros. Durante el mes de Octubre, el infante Don Fernando intenta la toma de Setenil, creyendo que iba a ser un sitio rápido, máxime cuando acaba de conquistar Zahara y Montecorto. La frontera castellana se acerca aún más, poniendo a Setenil en un lógico punto de mira para las aspiraciones cristianas.
El cronista Alvar Garcia recoge la deliberación en el seno del consejo sobre el rumbo que debía tomar la expedición. Unos aconsejaban la vuelta a Teba y a tierras castellanas, si bien el infante pretendía dirigirse a Ronda, pues “do trabajo e costa avía de hazer, sería mejor sobre «vna çiudad que no sobre vna villa pequeña» Otros en cambio, lo convencieron de las ventajas de asegurar antes la posesión de plazas menores como Setenil y Torre Alháquime. El infante les hizo caso «porque ellos avían visto más de guerra que él, e avían mayor edad». Muy probablemente estos consejos provendrían de Lorenzo Suárez Figueroa, Per Afán de Ribera y Pedro Ponce de León, quienes mejor conocían la geografía y características de aquellas tierras. Desde Zahara, las tropas castellanas se dirigieron a Montecorto y Setenil, no sin antes tomar otros lugares como Audita, Grazalema o Torre-Alháquime. Al igual que en Zahara, el pendón de Sevilla, la espada de San Fernando y el maestre de Santiago formaban la vanguardia que llegó a Setenil.
Las acciones castellanas en el sector occidental de la frontera fueron contestadas desde Granada en el sector oriental: el 10 de octubre, el emir nazarí llegó a Jaén. Las noticias, recibidas en Setenil dos días más tarde, movieron al infante a reunir de nuevo al Consejo. Junto al resto de grandes nobles vuelve a figurar don Pedro Ponce. Sin embargo, no se interrumpieron los planes previstos
«En viernes a catorze días de octubre, parieron para entrar en tierra de moros el maestre de Santiago e dom Pedro Ponçe de León, e don Aluar Pérez de Guzmán, alguaçil mayor de Seuilla e Juan Furtado de Mendoça e Juan Fernández Pacheco, e Lope Vázquez de Acuña e Gómez Suárez, fijo del maestrre de Santiago, e los comendadores mayores de Castilla e de León».
Alvar García ensalza sin paliativos el liderazgo del maestre «E como quier que todos estos caualleros son muy buenos caualleros,que farían todo bien do quier que fuesen, pero el maestrre de Santiago, don Lorenço Suárez era buen cauallero, e muy esforçado, e muy cuerdo, e muy sabidor de la guerra, e muy acuçioso en ella».
Sin embargo las cualidades de sus caballeros no sirvieron al infante para tomar Setenil en un plazo breve de tiempo, como estaba previsto. Viendo pasar los días sin logro alguno, don Fernando reunió al consejo y se lo reprochó:
«algunos de vos me fizieron aquí venir diziendo que en tres o quatro días se me darçía esta villa, e yo á que estamos sobre ella diez e nueve días». Y después añade «Quanto más, si vosotros no estorbárades mi consejo, que yo quería me yr a echzar sobre Ronda, e allí ovieramos fecho mucho daño; e magüer que ende me partiera, no me fuera a tan gran deshonra”.
Siempre, según las crónicas, don Pedro Ponce de León se sintió aludido y respondió al infante:
«Señor, dixiste aquí que algunos de nos e de los que aquí estauan vos consejaron aquí venir, diziendo que la ganaríades en tres días. Señor, yo conozco a la vuestra merçed que fabvlando ante la vuestra merçed vos dixe que quando el otro día yo entré a correr a tierrra de moros, que vi esta villa de Setenil, que me paresció que no era tan fuerte como agora la veo; e si gente poderosa viniese sobre ella, así como vos, señor, veniste, que se non podría detenere quatro días. E, señor, si yo lodixe, díxelo con buena yntençión, pensando quye sería así, e que las lombardas farían en ella mayor daño que loo que ende fizieron, no pensando que de todo punto era çiega, como lo es, sobre peña tajada. E por ende, señor , dios sabe que a mí plugiera que la vos ganáderes. Pero, señor, los reyes no puedden ganar todos los lugares sobre que se echan; e desta guisa que a mí paresció pudiera parescer a vos». Al decir de Alvar García, el infante reconoció la buena intención del Señor de Marchena y zanjó la cuestión. El 25 de octubre se levantó el cerco sobre Setenil.
Es incuestionable que estamos ante el momento histórico estelar de Setenil. Un potente ejército cristiano, reforzado por nobles y aventureros de toda Europa que buscan el perdón de sus pecados por participar en la cruzada y honor y gloria por derrotar a los infieles enemigos de la fe católica. Un ejército armado con las nuevas máquinas que cambiarían la manera de hacer la guerra, los truenos y bombardas. Un ejército que toma todas las villas y castillos que encuentra a su paso. Un ejército que se estrella contra los muros de Setenil y se tiene que retirar humillado sin poder entrar en su recinto. En el interior su alcaide El Cordi tapió las puertas, después de varias salidas que destruyeron gran cantidad de material castellano, y enarboló la bandera negra en la torre de la Villa. Sólo cabía una cosa o victoria o muerte, y fue victoria para las huestes agarenas.
La noticia de la resistencia de Setenil recorre los territorios granadinos con gran alegría y los castellanos, con pesar y culpa para las mesnadas de la cruz.
1410
Fernán Arias «el Bueno»(…)sabemos que en 1403 era vasallo real y alcaide de Utrera (…) también lo fue del castillo de Triana(…)El 1 de noviembre de 1407 (…) propuesto por el Maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, ante los problemas surgidos para encontrar quien quisiera(…) aceptó más disciplinado que complacido (…) se dirigió inmediatamente a Cañete y la abasteció.
Cuando Don Fernando decide poner cerco a Antequera, deja en el castillo de Cañete a su vástago Hernando de Saavedra como jefe. El hijo, queriendo imitar las hazañas de sus mayores realiza una cabalgada por los campos setenileños, mal preparada y abastecida, con un número pequeño de caballeros, que le cuesta su propia vida.
Su padre, Don Fernán el «15 de marzo de 1408 efectuó sobre una incursión sobre Ronda, corriendo sus campos y llevándose más de mil cabezas de ganado como botín (…) la ejecutó con sólo veintinueve hombres de armas y treinta y siete jinetes, y con ellos se atrevió no sólo a llegar a los muros de Ronda sino, posteriormente, en defensa de su cabalgada, a hacer frente a las fuerzas combinadas de Ronda y Setenil, evaluadas según el cronista en unos mil peones y doscientos jinetes, bien es verdad que “los más dellos muy astrosos caballeros”».
El romancero recoge la muerte de Don Hernán con un romance que comienza así:
«—-¡Buen alcaide de Cañete,
mal consejo habéis tomado
en correr a Setenil,
hecho se había voluntario!»
El romance narra los hechos, don Hernán sale de cabalgada y sufre una dolorosa derrota en la que muere junto a la mayoría de sus caballeros. Culpa directamente a la bisoñez y poca preparación del caudillo del fracaso dela misión. Termina con la respuesta de su padre que vence a las mesnadas de Ronda y Setenil, peo aun no se da por vengado.
Este es un romance anónimo, pero en 1551, Lorenzo de Sepúlveda escribe el Romance de Fernandarias de Saavedra, basándose en la Crónica de Juan II. En él se centra en la venganza del padre por la muerte del hijo, en como derrotan a las tropas combinadas de Setenil y Ronda y las encierran en el castillo de Setenil, que no pueden tomar.
De Setenil el castillo
quince moros les salían.
Tómanles la delantera,
cerco a cristianos ponían.
(…)
Todos juntos de tropel
recio en los moros herían.
Cuarenta habían derribado
en la primer remetida.
Del campo huyen los moros,
los cristianos los seguían.
En Setenil los metieron,
a ciento quitaron la vida.
1424
Ese año el acontecimiento más llamativo es la cabalgada que organiza el comendador frey Fernando Ponce de León por las tierras de Ronda y Setenil en diciembre de 1424.
Fernán Gutiérrez de Sandoval, alcalde mayor entre los cristianos y moros en el arzobispado de Sevilla y obispado de Cádiz nos informa puntualmente:
«Bien sabedes que don Fernando de León, comendador desta villa, e muchos vezinos della e del Arahal, asy de cauallo commo de pie, et de otros lugares, entraron a tierra de moros este mes de deziembre que agora pasó, et sacaron pieça de ganado vacuno y ouejuno et cabruno et bestias et otras cosas, et lo troxieron a esa dicha villa de Morón e del Arahal. E fueme dicho que algunos vezinos de esa dicha villa de Morón e del Arahal tienen tomado pieça del dicho ganado et bestias e otras cosas, e lo tienen ende».
Frey Fernando Ponce de León argüía, en cambio que todo el producto de la cabalgada fue robado, y se quejaba de que el alcalde Gutiérrez Sandoval tomó presos a todos los caballeros y escuderos que le acompañaban en la expedición, y que « avn tenía voluntad de fazer represarias en Morón». López Gallardo opina que la demanda del alcalde mayor se explica por el interés de recaudar la quinta parte, que correspondía a la corona. Pero la respuesta del propio maestre Alcántara protege al comendador y a los vecinos de Morón:
«Otrosy es nos fecho saber que quando algunas caualgadas sacan a la dicha villa de tierra de moros, asy el dicho don frey Ferrand Ponçe commo su alcayde, commo otros de cauallo, almogáuares, que por mandado del alcalde de lo morisco que los alcaldes e escriuanos se entremeten en fazer pesquisa de lo que los vezinos an auido de las dichas caualgadas. Porque vos mandamos asy a los dichos alcalde et escriuanos qualesquier, vezinos e moradores de la dicha villa, que non vos entremetades en faze la dicha pesquisa nin tomar ofiçio del dicho alcalde de lo morisco, salua sy el dicho alcalde de lo morisco enbiare algund omme para fazer la dicha pesquisa, que lo resçibades llanamente, commo cunple a seruicio de nuestro sennor el rey».
Pese a todo, frey Fernando Ponde de León se verá obligado a facilitar algunas devoluciones, como la de cierto «moro atajador» de Setenil con su caballo, que fue tomado sobre seguro y por el cual se interesa Gonzalo Fernández de Aguilar.
1438
Una sublevación de los cautivos cristianos de Setenil provoca una expedición desde Jerez para apoyar la sublevación, aunque el fracaso del motín hace desistir a las fuerzas cristianas. «çiertos chistianos asy catiuos que eran en Setenil como otros que fueron de acá de Castilla a la dicha villa por graçia denuestro Señor Dios, ouieron dicha de se apoderar en la torre del omenaje de Setenil.»
«El 27 de enero, don Pedro mandaba a Sevilla sacar el pendón de la ciudad a fin de rescatar a unos cautivos que se habían rebelado en Setenil, tomando la torre del homenaje de la villa. La hueste castellana no llega a tiempo y los rebeldes son reducidos. El conde también marchaba hacia el lugar ya que tenía que de un momento a otro aparecieran socorros procedentes de Ronda.»
1455
Poca información conocemos de este intento, sólo que el rey mandó arrasaros campos y montes de Setenil para debilitar la resistencia ante un futuro y que no se produjo. El monarca castellano estaba recién llegado al trono, casado en segundas nupcias y negociando la paz con otros reinos, por lo que la guerra contra los moros no fue muy prioritaria.
«El Rey Enrique IV ordena, a través del Duque de Medina Sidonia, la tala de los montes de Setenil, para privar a sus habitantes y guarnición de frutos y combustible».
1482
Con la toma de Zahara por los nazaríes se inicia la última fase dela Guerra de Granada. Los Reyes Católicos dejan de lado otros asuntos y se centran en conquistar el último bastión mahometano de España. La tregua se había roto.
«También los cristianos inquietaban la tierra de los enemigos. La Historia del marqués de Cádiz, nos refiere, sin fecha más precisa, que estando el marqués en su villa de Marchena, partidos ya los reyes a Castilla, dos adalides vinieron a decir que habían tentado la villa de Setenil y que, aun siendo muy fuerte, ello sabían cómo poderla escalar. El marqués envió a dos criados suyos para mirar lo que habían dicho los adalides, y encontraron que era verdad. Entonces don Rodrigo hizo llamar la gente de Arcos y de todas sus otras villas y lugares, y a todos los caballeros y escuderos de su casa que vivían en Sevilla, jerez, Écija y Carmona, juntó así 900 de caballo y 4.000 peones, y fueron con ellos al valle del Guadamanil, a dos leguas de Setenil. Allí ordenó su gente, disponiendo los que habían de ir con el escalador, los que habían de acudir al primer socorro y las batallas formadas del grueso de la expedición. El escalador y los suyos echaron las escalas sin ser vistos y comenzaron a subir por ellas; pero uno de los que subían por el escala llevaba un capacete colgado del brazo, y al capacete se le rompió la correa y cayó sobre una peña, con tal golpe que despertó las velas, y éstas a la villa; con lo que los escaladores, recibidos con piedras, tuvieron que bajar y volverse en celada.
Ante este accidente, que fue el caso atravesado de Pulgar, el marqués se limitó a correr el campo de Setenil y talar las huertas y las viñas».
Fracasado su intento de escalar la plaza de Setenil, en 1482, «se partió para una fortaleza que es entre Setenil y Ronda, que se llamaba la torre de las Salinas, que era muy fuerte e asentada en un cerro muy alto, en la cual estaban 10 moros, y aquella torre era guarda y atalaya de toda aquella tierra. E el marqués la mandó combatir con gruesos tiros de pólvora, y espingardas, e ballestería, e a escala vista la tomó por fuerza de armas, e tomó presos los moros, e mandó sacar della todo lo que en ella estaba, e mandóla derribar de toda llana del suelo; en lo cual los moros rescibieron gran daño, e fue comienzo para se perder más presto aquella tierra».
Siete veces nada. Siete intentos de los cristianos que terminaron en nada. Un ataque, un cerco, una cabalgada, una razzia, un motín de cautivos, una quema y una escalada. Setenil habías sido diseñado para resistir todos esos ataques y más, se necesitaba otra situación, otras armas, otro proyecto, para conseguirlo. Y todo eso se reunió cuando en el verano de 1484 Isabel I de Castilla decide que todavía queda año para otra conquista y manda sus ejércitos comandados por Fernando II de Aragón contra la inexpugnable Setenil, que reyes anteriores no pudieron conquistar.
«Ahora también el marqués de Cádiz fue delante por cercador, para que la sorpresa impidiera la entrada de refuerzos o la salida de bocas inútiles. Valera nos permite rehacer la cronología. El marqués salió de Marchena el domingo 5 de septiembre para amanecer el lunes sobre Setenil. Llevaba 750 lanzas, según Valera, 2.000 como quiere Pulgar; y con ellas cercó la villa, poniendo sus guardas en el campo para impedir una sorpresa».
En una clara mañana de otoño la caballería avanza, la manda el Marqués de Cádiz, se inicia la toma de Setenil, pero eso, eso, es otra historia.
Anónimo. (1410). Romance de Fernandarias.
Lorenzo de Sepúlveda. (1551). Romance de Fernandarias de Saavedra. Romances nuevamente sacados de historias antiguas de la crónica de España compuestos por Lorenzo de Sepúlveda [...]. En Anvers, En casa de Juan Steelsio. (2018). México Frente de Afirmación Hispanista.
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Poema de Alfonso Onceno. Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros días.
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Menéndez Pidal, Ramón. (1969). Historia de España. Tomo XVII. Madrid. Espasa-Calpe.
Incluido en el libro "Setenil, entre la historia y la leyenda" de venta en el Estanco, Oficina de Turismo Setenil La Galería y Seteflor.
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Setenil
11692
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