Why'd you only call me when you're high?

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Why'd you only call me when you're high? Historias de un tal Kim TaeHyung.

ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ🎨 GEN V: YEAR 23.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ📌 SEOUL CITY, SOUTH KOREA.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ🕥 10:37 PM — MINJI'S DORM.ㅤ...
25/10/2023

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ🎨 GEN V: YEAR 23.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ📌 SEOUL CITY, SOUTH KOREA.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ🕥 10:37 PM — MINJI'S DORM.
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⚠️ ADVERTENCIA: CONTENIDO EXPLÍCITO.
PROMPT: CNC ("no me preguntes, tómame de improviso").
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Cuando la puerta se abre ante él, Taehyung no sabe qué está haciendo allí. Minji, recién duchada —a juzgar por el aroma a melocotón que le golpea el rostro y las gotas de agua que cuelgan del flequillo rubio—, alza ambas cejas, boquita abierta cuando intenta hablar, sin éxito.

Un ahogado "¿oppa?" escapa de esos labios tan pronto Kim irrumpe en el piso, sin darle espacio para procesar la visita. Ambas manos del pintor sujetan las mejillas pintadas de carmín, sosteniéndola en su sitio al momento de inclinarse y, sin aviso, cuela su lengua en la boca de ella, probándola con hambre, acariciando el músculo ajeno, succionando y luego magullando la cereza cuando muerde el labio superior de ella, solo para hacerse con el inferior.

Las manos —pequeñas y sorpresivamente un poco frías a través del delicado guante— de la rubia se apoyan en los antebrazos de él, ejerciendo algo de fuerza para tratar de alejarlo.

Es inútil.

Taehyung es un desastre no verbal y gruñe cuando siente las uñas contra su piel, pero aquello no le impide marcar un camino de mordidas, succiones y chupetones a lo largo del cuello de la joven artista. Y la acorrala contra la pared, levantándola del suelo pese a las protestas que escapan de esa boca —un sinfín de "Taehyung-oppa, detente" y "oppa, no tan fuerte" que es un experto en ignorar— cada vez que deja de besarla.

Pero es como si un interruptor se hubiese activado en él; desgarra la delicada tela de la parte superior del pijama, liberando uno de los pequeños senos de Minji, quien se retuerce en sus brazos. Kim no se va con rodeos, es incapaz de detenerse una vez tiene el rosado botón en su boca y su lengua se entretiene dando vueltas a su alrededor, humedeciéndolo antes de succionar, mordisquear y pintar de violeta la piel que rodea la ar**la.

En tanto, su otra mano baja el tirante intacto de la camiseta y de inmediato acuna el otro pecho, moldeándolo a su antojo y, un segundo después, besándolo como un desquiciado. Jugueteando con la barrita de metal que cruza el p***n, cuidando de no enterrarle ninguna de las puntas de las estrellas que adornan cada extremo. Minji tiembla en sus brazos, mordiéndose la boca cuando no suplica una pausa —pero siempre negando con la cabeza, sus ojos cristalizados.

Taehyung no sabe qué está haciendo, borracho en el sabor dulce de la loción, embriagado del aroma de la menor. Observa su carita contorsionada del placer que subyace al tirón del p***n, de la caricia con la lengua que deja sobre el maltratado botoncito. Y aquello es suficiente para decidirse a bajarla, asegurarse de que puede sostenerse y colar la mano bajo el short de satín.

La rubia cierra las piernas, balbucea un lloriqueo y pide una pausa, alegando la presunta rapidez con la que Taehyung maniobra. Pero Kim decide ignorarla, su mano derecha haciéndose espacio bajo la ropa interior.

—Te haré sentir bien —promete, jura, asegura con sus labios pegados a la mejilla de Minji, quien no sabe dónde posar sus manos enguantadas. Taehyung sonríe, besando la cálida piel cuando sus dedos descienden un poco más, mojándose con las primeras muestras de excitación por parte de la menor.

Las palabras mueren en la base de su garganta y lo único que piensa es en cómo le prende tomarla por sorpresa, cómo ella reacciona de inmediato a su toque, haciendo su mejor esfuerzo por no delatarse.

Su índice pronto encuentra el manojito de nervios, que atrapa entre el índice y el pulgar, apretándolo un poco. Robándole el aire a la rubia. Ella da un salto cuando las uñas de él atrapan una parte del clítoris, pero Taehyung está seguro de que la siente incluso más mojada.

Desliza los dedos entre los labios húmedos, buscando un espacio para afirmarse a ella. Y Minji vuelve a negar, frenética, un balbuceo incoherente que Taehyung no se esfuerza en entender. Mucho menos cuando presiona la base de la palma contra el clítoris y tiene un dedo dentro de ella.

Pero la intrusión no trae la paz, al contrario. La rubia le afirma la muñeca, tratando de alejar su mano, usando la otra para tratar de empujarlo. Repetidos "no" es lo que él escucha y tanta protesta le hace chasquear la lengua, llevando la mano libre a cubrir esa boquita y la cabeza de ella reposa contra la pared con más delicadeza de la que se podría esperar.

—Basta —es todo lo que dice, con la punta de su nariz rozando la de ella. Observa sus ojitos cristalizados con la devoción de un creyente, aquella que contrasta con una emoción que no logra descifrar en las pupilas de ella, pero que, a la vez, apostaría que es excitación—. No me voy a detener —añade y, sin aviso, suma un segundo dedo.

La calentura sube a la cabeza de Taehyung, quien se sabe duro ante la fachada de resistencia de la menor —y, por un minuto, se cuestiona si acaso debería ser actriz, porque el escenario es, para él, mil veces mejor de lo que imaginaron—; murmura un sinfín de cumplidos —unos más vulgares que otros— con su boca a centimetros de su propia mano. Y no la aleja hasta que Minji deja de protestar, ojitos cerrados y boquita abierta, piernas temblorosas y una súplica ahogada en el beso que Kim no puede evitar darle.

Sus dedos entran y salen, solo para sumar un tercero. De la siempre compuesta y pristina Park Minji no queda más que el cascarón y esa curiosa cadenita alrededor de su cuello —porque Minji no usa anillos de castidad, solo la cadenita de oro blanco que le obsequió el padre de su iglesia. Y Taehyung se excita con ello, se excita sabiendo que la pura muñequita está rogando contra sus labios que no pare, que está cerca.

¿Y quién es él para negarle aquello?

El sonido es malditamente obsceno, los ruidos que escapan ella son una melodía para la mente turbulenta del pintor. Minji se deshace entre sus dedos cuando el orgasmo la sacude, mojándole la muñeca y empapando la parte inferior del pijama, haciendo un desastre en el suelo. Un desastre que él prolonga al continuar entrando y saliendo, rozando y presionando el botoncito hinchado con la base de la mano, deleitándose con la nueva ronda de súplicas que escapan de esos labios.

Taehyung anhela retratarla: con sus mejillas rojas y las lágrimas agrupadas en las esquinas de sus ojos, la boca colorada y las pintas cálidas en su pecho, el brillo de su corrida en la cara interior de los muslos. Desea fotografiarla y llevarla consigo, al borde de la sobre-estimulación.

Y cuando el pintor alza la mirada, no encuentra a la cachorrita asustada que suplicaba momentos antes. Al contrario, Minji solo niega con la cabeza, mordiéndose un dedo mientras empuja la parte inferior de su cuerpo hacia la mano de Taehyung, los hombros bien pegados a la pared, ojos oscuros de la excitación, el cabello revuelto. Y él es complaciente: baja la prenda y la observa desde el suelo cuando se arrodilla para retirarla del medio, sin importarle en lo más mínimo la tenue humedad en sus rodillas.

—Mimi-ssi —dice, voz ronca y al borde del precipicio. La diestra enguantada de ella se afirma en los cabellos oscuros de él, empujándolo hacia su intimidad—, ruégame que lo haga.

Taehyung encuentra un placer retorcido en verla abrir sus ojitos como platos, mejillas coloradas como la más exquisita sandía. Porque si hay alguien que conoce a Minji es él, si hay alguien que conoce lo que esas manos cubiertas pueden hacer, es él.

—Taehyung-oppa —un minuto es lo que Minji tarda en exhalar el honorífico, su respiración agitada y cejas fruncidas. El pintor casi escucha la deliberación interna, se regocija en el balbuceo de una súplica que no es necesaria—, por favor.

Esas dos palabras son acompañadas de un tirón de cabello y la nariz de Kim se presiona suavemente contra el clítoris de la rubia, robándole un jadeo —y Taehyung se pregunta si realmente desea oír esa súplica, porque casi puede probarla y la espera solo le vuelve loco.

—¿Por favor qué, Mimi? —se tortura, encontrando placer en la protesta de ella, en el eco de un "no me hagas esto" que le lleva a deslizar la lengua entre sus pliegues. Y ella tiembla, su estómago contrayéndose del gusto cuando habla:

—Por favor, fóllame con la lengua.
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06/12/2021

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I-nsistente, impetuoso, irracional e iracundo.
N-o había mejores palabras para definirlo en ese momento, menos cuando estaba allí, de pie junto a la
V-entana, gritando como un condenado a muerte, clamando
I-nocencia con la sonrisa cínica brillando en sus ojos, pero jamás tocando sus labios.
E-s un ma***to actor; TaeHyung lo sabe bien, lo ha visto montar escenas violentas y luego
R-eír con la mayor de las dulzuras, con ojitos de medialuna y
N-ariz de botón sonrosado. No le sorprende, no en esa época. "Navidad blanca, escandalosa y pretenciosa", hay un
O-céano de distancia entre lo que ve y lo que escucha. Al final, las paredes tienen oídos, pero ojos que no ven, relación que no se pierde. ¿O no era así el dicho?

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